ARRURRÚ MI GUAGUA




Dear readers (queridas lectoras in english). Ahora me creo Lady Whisteldown de Bridgerton versión paaaabre y sin el mino rico Colin.

Les pido mil disculpas por no escribir en tanto tiempo, si me pagaran por esta wea sería diferente- mentira, lo hago con gusto - La plata sólo sirve para cosas triviales como para ser feliz, por ejemplo. Me carga hacer las cosas por obligación, lo hago cuando siento la pulsión de hacerlo. Mis últimas dos publicaciones fueron tan lloronas que me dije "nopo corta tu show, si lo mío es webiar porque me encanta el webeo en plato hondo". Ahora me defino escritora pop.

Ese fue el preludio de este "interesante" análisis que presento a continuación:

¿Por qué somos así? ¿Por queeeeeeeeé? ¿Por qué creemos que podemos cambiar a los hombres? ¿Por qué los sobreprotegemos?

Se entiende que las relaciones afectivas consisten en ceder constantemente, incluso hasta el hastío. Ambos transamos para que la cosa funcione, para que sea todo miel sobre hojuelas. Al principio éstas son simétricas y luego, en el transcurso de la relación sale a la luz nuestro instinto maternal porque, de alguna manera, pensamos que son aweonaos y tenemos la obligación de poner las cosas en orden para que la wea fluya. 

Cuando empezamos un pololeo todo es maravilloso, ambos mostramos nuestro lado más amoroso, considerado y nos inventamos que esa dicha perdurará por los siglos de los siglos. Nos reímos de chistes malos incluso el olor a peo se siente como el perfume Carolina Herrera 212. Somos las mejores cocineras, les hacemos el baile del caño, nos depilamos el "choriflay", compramos ropa interior decente, es decir complacemos hasta el cansancio con el objetivo de que piensen "mujer como ella no hay, jamás he conocido semejante diosa, la amaré hasta la eternidad porque es imprescindible". Las pavas lesas.

Después de un tiempo, en este ánimo de complacer, comenzamos hacer cosas inimaginables. Les pedimos hora al doctor, nos preocupamos que no pasen frío, llevamos el desayuno a la cama con huevo para que coma proteínas, entre un sinfín de prácticas de "mamá" sin que ellos lo pidan. Claro, después de un tiempo muchos weones se echan en los laureles porque las super mujeres queremos hacerlo todo, los mimamos hasta el cansancio expandiendo el rol de madre en hombres adultos dado nuestro aprendizaje cultural. No es culpa de ellos, somos nosotras las responsables de crear ese "monstruo". 

Sin embargo, hay cosas típicas de los hombres que nos hacen presumir que necesitan atención como por ejemplo, no saben que talla usan pero tienen claro cuanto calzan - ya saben el motivo-, no tienen idea donde dejaron las cosas que ellos guardaron, viven preguntando nuestra opinión en base a cosas básicas. Creen que somos sicólogas y tenemos un oráculo para saber qué piensan - bueno a ellos les pasa lo mismo con el oráculo-.

Después de un tiempo empezamos a mostrar nuestro lado menos amable porque esa autoimposición se empieza hacer pesada. Nos desvivimos para que esa pareja sea hecha a nuestra medida trayendo consigo frustración y de la mano empiezan los conflictos de toda índole. En este punto nos ponemos brígidas y controladoras como si nuestras parejas fueran cabros chicos. De alguna manera los castramos imponiendo nuestro punto de vista y forma de hacer las cosas. Conozco a varios bolas tristes que se callan y asumen no más.

"Tómate una piscola no más weon", "saca la basura", "recoge la toalla del piso", "córtate las uñas", "lava la loza", "baja la tapa del baño , limpia las salpicaduras". Son algunas de las frases recurrentes que salen de nuestras boquitas cuando fuimos nosotras los que los malcriamos, tenemos que hacer nuestra autocrítica. 

En esta lógica muchas relaciones se van al despeñadero porque esa dinámica madre e "hijo" se hace insostenible y aquí ocurre lo peor de lo peor, dejamos de tener sexo. Nos fuimos a la mierda, cagó la pasión por la chucha. Nos sentimos como el loly y nuestra autoestima se empieza ir a la mierda. 

Pasa que los hombres son como son y es tarea de ambos aceptarnos con nuestras luces y sombras sino vivimos en una constante lucha encarnizada y sangrienta intentando hacer de ellos lo que soñamos. No son plomeros, masajistas, telépatas, cocineros, recolectores de basura, jardineros, ni pichulotote. Ponemos tanta expectativa en ellos que dejamos de verlos en su estado natural que fue lo que en definitiva nos enamoró en algún punto. 

Independiente si entablamos una relación con alguien resuelto o un saco de weas debemos dejar de tener la imperiosa necesidad de sobreprotegerlos, de preocupamos de todas sus necesidades, incluso por sobre las nuestras. ¿Acaso son incapaces de cuidarse a sí mismos, de pedir una hora al doctor o de cocinar? Cortemos el shossssss!!!

A lo que sí tenemos que estar dispuestas es amamantarlos porque pucha que es rico que nos toquen lo peshosssss.


Comentarios

Entradas populares