ESTRECHEZ DE CORAZÓN
Llevo años de terapia resolviendo traumas de infancia que han repercutido en mi vida adulta. Un trabajo incansable por encontrar la paz mental que he construido en base del autoconocimiento y al perdón. Si bien he avanzado a pasos agigantados hay un tema en particular que no puedo resolver, mi relación con los hombres - siempre el mismo tema ql-.
Debo confesar que a pesar de construirme un mundo propio muy cómodo hace un tiempo me siento sola con el deseo de conocer a alguien. Alguien que me acompañe, haga sentir querida, segura y contenida. Quizá no una relación de pareja sino una relación de amistad que tome su curso de manera natural.
Ante este escenario emocional me atreví a abrir una aplicación de citas sin saber a lo que me enfrentaría. Se me cayó el escupo en la cara con cuática porque juré que jamás de los jamases lo haría. Es más, encontraba vergonzoso conocer a alguien por ese medio. Pero ya está, subí al mercado online pero me bajé rapidito.
Una vez en ese espacio empecé a seleccionar a los candidatos. Del 100% el 95 era indeseable, el 5% restante merecía la pena ponerle un like. A la media hora conocí a alguien. Alguien interesante, simpático con quien logré entablar una conversación de manera honesta, entretenida y desafiante. A poco andar acordamos una cita, mi primera cita después de dos años.
La cita fue inesperada, cometimos muchos errores pero valió la pena conocer a un hombre valiente, en proceso de reparación. Sin embargo, tras la cita me dio un soponcio porque toda la experiencia fue confusa lo que me llevó a enviar mi columna de las "Red Flags" para boicotear ese encuentro.
Tras ese "amoroso" desenlace me sentí como el pico, mala de adentro, ¿Qué chucha me pasa? me empecé a cuestionar ¿Por qué le hice eso si ni siquiera lo conocía? Me estaba comportando como una cabra chica con pataleta porque las cosas se salieron de mi control.
Pasaron dos días y le escribí pidiéndole mis más sinceras disculpas por lo que había hecho. Él me respondió de manera madura y cariñosa que le dolió y que estaba súper consciente que tenía todas las "red flags" pero, que a diferencia de otros hombres, se estaba haciendo cargo. Me cagó, quedé peor, avergonzada hasta el tuétano.
A pesar de todo ese entuerto nos seguimos comunicando, con sus aciertos y errores. Pero cada vez que escribía algo que no estaba dentro de mis parámetros lo mandaba a la mierda. Lo mandé a la mierda cuando lo conocí, cuando me saludó por el Día de la Mujer y porque me envió un video que consideré inapropiado ¿Por qué cresta hago eso?
Me di cuenta que estoy a la defensiva construyendo un muro indestructible para que no entre nada que me haga daño. Cuidando mi apaleado corazón que se encoje cada día más. Han sido dos años sin dejar que nadie se acerque, cada día que pasa se hace más difícil lidiar con ello.
El problema está que cuando alguien se atreve lo ahuyento, no mido consecuencias y me siento una conchasumadre. Mala la weona. Nuevamente la culpa me viene a visitar. Les juro que ahora lo único que puedo pensar es que se me arrancan todas las cabras para el cerro.
Sin embargo, esta persona me sirvió de espejo para ver todo lo que me falta por reparar. Tengo que trabajar el resentimiento por lo que me prometí no denostar a los hombres en redes sociales porque he sido bien dura en algunas situaciones, tampoco me interesa escribir para la "gallada" que los hombres valen callampa como una verdad absoluta.
Muchas amigas me dicen que hice las cosas bien, otras mal. Por mi parte sólo sé que este episodio me sirve para crecer, soltarme y encarar mis más profundos miedos. Debo bajar la guardia y trabajar en mi egoísmo que nace de la más absoluta inseguridad.
P.D:
No escribiré de la cita, lo siento, porque hay situaciones que se deben mantener en la esfera privada por respeto a ambos.
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