A PORRAZOS SE APRENDE

 



A esta vida se viene a aprender, no hacernos el harakiri ni llenarnos de magulladuras autoinfligidas. Mi propósito es hacer carne cada lección. No necesito reparación ni estoy loca. Sólo reaccioné ante una situación en particular que me desprogramó. Esto tiene que ver con una lucha interna para no repetir patrones nocivos y limitantes que marcaron gran parte de mi vida. Hay personas que llegan a nuestra vida a enseñarnos grandes lecciones. 

Tras mi última publicación, que salió desde las tripas, me replanteé muchas cosas. Concluí que fui excesivamente dura conmigo, culpándome y sintiendo que no había avanzado nada. No me puedo dar chicotazos ni pegarme contra un muro porque me comporté de manera irracional, también le debo dar cabida al error. No me puedo disculpar por todo. 

Sin embargo, se hace imperioso cambiar conductas y comportamientos. Necesito hablar desde el amor, no desde un resentimiento que cargo por años. Gracias a esa experiencia - mi cita reveladora - me di cuenta que mi agresividad, volcada injustamente en un desconocido, sólo me trajo amargura. Debo soltar y sanar mi pasado ¡Bye Bye! ¡Shao pescao! 

Asumo que con los años me he masculinizado por necesidad, he desarrollado tanto esa parte que estoy perdiendo la compasión. Vivo luchando batallas imaginarias, siempre al choque sin detenerme a pensar en el sentir de otras personas. Hago mi mea culpa sin ánimo de martirizarme.

Estas últimas tres semanas fueron agobiantes porque de cuajo di un paso cuántico en mi desarrollo personal y emocional. Por supuesto pedí ayuda sicológica que contribuyó en afianzar mis conclusiones porque siempre, siempre tenemos la respuesta pero nos hacemos las lesas. 

En este afán de autocuidado también consulté al tarot evolutivo que llegó a mi vida como un rayo de luz. Tengo que trabajar en ese ego absurdo que nace de mi inseguridad ¿Por qué tengo la necesidad de la aprobación de terceras personas? No necesito demostrarle nada a nadie, basta con mi sensación interior de que estoy haciendo las cosas bien. No estamos por sobre nadie, con "cuea" andamos sobre nuestros pies. 

El trabajo está en alimentar nuestra luz interior y con ese farolito recorrer la oscuridad aprovechando de iluminar nuestro alrededor compartiendo la luz con otras personas, personas que valgan la alegría claro está. Nuestra energía no es para tod@s.

También entendí que no debo ceder a las presiones sociales ni de amigas para encontrar una pareja. Todo llegará a su tiempo, no buscaré nada, el amor me encontrará. Estoy bien como estoy, no me falta nada, me siento plena y ahora en paz con mis decisiones. Mi corazón no es estrecho ni se encoje sólo dramaticé mi angustia, pero tampoco se lo puedo dar a cualquiera.

A pesar de mi inseguridad y darme cuenta que tengo miedo en temas amorosos debo ver más allá. Entender que el miedo paraliza pero también puede servir para movilizar. Tenemos que preocuparnos hacer cosas que nos hagan bien, rodearnos de personas que nos sumen y quedarnos en lugares donde nos sintamos cómod@s. 

Escribir desde las vísceras no es fácil, hablar desde la emoción trae consigo exponerse a tajo abierto. Sin embargo esto lo hago como una terapia narrativa que resuena fuertemente en muchas de ustedes que sienten que no están solas y me hacen sentir que yo tampoco. 

Finalmente, todo lo anteriormente descrito tiene que ver con una epifanía que nació simplemente en la mesa de un restaurante, un día domingo donde dos personas desconocidas hablaron con una honestidad brutal que caló hondo en mis creencias y formas de ver la vida. Sólo me queda agradecer.



Comentarios

Entradas populares