NEW YORK, NEW YORK
En este episodio especial del Diario de una Soa quise profundizar en el tema de los romances viajeros. Tengo una historia, una de esas que quedas "plop", "peiná pa´ atrás", soas.
Much@s anhelamos tener un idílico romance, al menos una vez en nuestras vidas (industria cinematográfica ql). Alguien con quien conectar. Puede ser a través del sexo, complicidad, comunicación, etc, pero sí experimentar algo real. Entremos en materia ...
Nueva York, 2014
Caía la nieve copiosamente, era marzo. Un día X en mi hostel tenían preparada una actividad para que l@s "solo travelers" se conozcan. Éramos un grupo grande con personas de diferentes países. Dentro del grupo resaltaba un joven tan simpático que eclipsaba a todos. Holandés 11 años menor. Jamás me han gustado los "toy boy". Él blanco cómo la nieve, enjuto y rubio cómo Targaryen.
En patota nos fuimos a un bar. Conectamos de inmediato. Conversamos hasta que nos dio hipo. Él tenía pareja en ese entonces. Al día siguiente me invitó a almorzar a un restaurante francés. Luego nos despedimos porque partía rumbo a la India. Intercambiamos números y empezó la historia.
A la media hora de despedirnos envía un enorme texto diciéndome que era la mujer más maravillosa que ha conocido en la vida, que era tan simpática y espontánea que siempre me iba a recordar. Pensé, "saaaaaaaalta pal lao, el gringo grupiento". Me deseó mucha felicidad. Debo confesar que sirvió pal ego.
Resumiendo empezó una intensa comunicación por Whatsapp. Cada vez el tono de esas conversaciones se tornaban más íntimas. A la semana terminó con su novia (supongo las cosas venían mal). Esos mensajes se transformaron en llamados telefónicos una vez al día. Luego eran tres. Al poco tiempo me pregunta si puede visitarme. Ni tonta le dije que sí y hablamos de fechas. En mi fuero interno pensé "este weon me esta webiando". Al día siguiente me envía pantallazo de la compra de sus pasajes ¿Pueden creer esa wea? Soas ¿Qué onda? ¿Tan encantadora?
En junio de ese año llegó a Chile por un mes. Jamás pasó nada en Nueva York, ni la mano le di soas, tenía pareja. Pa' mi los weones con polola, pinche o señora no existen.
Llegó la hora de los "quibos". Un día miércoles lo fui a buscar al aeropuerto en Santiago. Estaba que me meaba, casi me da un soponcio. No tenía idea si congeniaríamos, estaba aterrada.
Nos quedamos una noche en Santiago (que quieren que les diga "ándate cabrito", "jueee" cómo decimos en el sur. No daré más detalles). Luego nos fuimos a Valparaíso para mostrarle la "joya del pacífico". Siguiente destino Puerto Montt. Agarramos el auto y viajamos a Valdivia, Huilo Huilo. En barcaza partimos a San Martín de Los Andes a recorrer Argentina hasta Bariloche. Un mes sin pagar nada (este comentario es machista pero así fue, yo no me negué po soas, soy agradecida, jajaja)
Él era "so cute" (tiernucho), les juro que sí. Me cantaba canciones en holandés en las noches. También cantábamos a grito pelao' la canción "Lemon Tree" en el auto una y otra vez. Siempre nos comunicamos en español porque hace años vive en Panamá. Conoció a mis amig@s, mi familia. A tod@s les trajo regalos de sus viajes. Muchos suecos holandeses pequeños de porcelana y galletas (Stroopwaffles).
No me van a creer que todos los días, pero todos los días me daba un regalo diferente. Galletitas, magnetos, crema para las arrugas (jajajaja CTM), aceite corporal del Himalaya, libretas, lápices, perfume de la India, entre miles de cositas. Soassss algo que jamás en la vida esperé. Pa´ qué les digo lo que me hizo sentir. Me trataba con tanto cariño, todo el día me decía "mi amor", cáguense. En fin, fue un mes que siempre recordaré y atesoraré.
Finalmente, los últimos cinco días nos rajamos llorando. Ambos sabíamos que no nos veríamos más. Fue desgarrador separarnos. Antes de irse me da el último regalo, un collar y aros de la India (lo tengo guardado en una cajita).
Se fue, nos despedimos. Cada quién siguió su camino. Habían motivos de sobra que harían que esa relación fuese un fracaso si la dilatábamos en el tiempo. Siempre me preguntan ¿Por qué no siguieron juntos? La respuesta es muy sencilla. Hay amores en la vida que hay que disfrutar por lo que son, sin expectativas, sólo vivir a cabalidad ese momento porque ambos éramos realistas. Las personas carecemos de realidad. Nos come la ansiedad.
Me dio un golpe de amor propio que cambió mi vida, porque ese golpe no me lo podía dar yo. Puta que me ha costado quererme, sobre todo aceptar que hombres me quieran. Triste pero cierto (tema que aún no resuelvo a cabalidad). También aprendí a soltar, porque nadie me pertenece.
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