UNA SOA EN EUROPA EXPERIENCE: EPISODIO 2


 

Praga tiene su propio episodio. Jamás pensé que en esa parte del mundo viviría intensas experiencias. Me enamoré de esta ciudad "hasta las patas" cómo dice mi madre, "head over heels" cómo dicen los gringos.

Antes de llegar a Praga, en la estación de trenes de Berlín, conocí  una pareja de chilen@s. Nunca sentí un orgasmo múltiple al escuchar la palabra "weon". Me di vuelta tipo Poltergeist y l@s miré fijamente. Ipso facto salió de mi boca ¿Son chilen@s?. Lo eran, una  identifica a su gente soas. Fui tan feliz. ¡Por fin! podía hablar a chuchás y  "vomitar" mi desazón con los alemanes. Ellos opinaban lo mismo. 

Altiro conectamos y me invitaron a un pub crawl esa misma noche. Otro orgasmo porque no había salido a carretear. Compré la wea de tour de una patá (este blog no lo entiende nadie más que mis compatriotas). Nos separamos en el tren. 

Arribé a Praga y me fui caminado al hostel. Allá no usan euros, así que tuve que cambiar plata. No entendía el cambio de moneda y resultó ser un país muy barato en comparación con otros países vecinos. Excelente comida y atención. L@s chec@s, encantadores.

Llegué a la estación con mis cuatro petacas (eso me pasó por creer que una maleta de cabina sería suficiente). En la habitación conocí a Alisson, una gringa buena pal "blabla". Antes de ir al carrete, me pegué una trapeá y salí. Cada paso me llevaba a calles mágicas, llenas de historias y misterios. Praga es una ciudad que abraza, no tengo palabras para expresar tanta belleza. Razón tenían las personas que me recomendaron ir. 

Ya de noche me duché, puse las lentejuelas y salí a darlo todo estilo soa. En el punto de encuentro estaban mis amig@s chilen@s y 70 weones más, tod@s entre 18 y 25 años. Éramos las más soas del lugar. La edad jamás debe ser un impedimento, juré nunca limitarme por ello. 

El tour consistía en ir a tres clubes y una discoteque, la más grande de Europa del este. Todo bien en el club número uno. Daban cerveza gratis.  Segundo club, ya la cosa estaba más distorsionada. Empezaron a dar cortos de tequila, luego tomaban gin de la botella. Tercer club, estaba la pura cagá con algun@s bajas y weones vomitando en la pista. Salimos a buscar un lugar para comer. Nada abierto, terminamos sentados en una cuneta comiendo papas fritas y chocolates.  Ya repuestos, fuimos a la discoteque que tenía cinco ambientes, obvio la soa se fue al de la música de los 80s y 90, "oldies" cómo le dicen. Ahí nos quedamos un ratito y nos fuimos, cómo buenas soas, a una hora prudente porque esos jóvenes estaban frotando sus cuerpos y consumiendo drogas ¡Qué diría diosito!

Regresé sola caminando, jamás sentí temor o miré hacia atrás. Otro de los puntos fuertes de Europa  (en otra publicación les narraré mi impresión general de este continente).

La mañana siguiente salí a desayunar y vitrinear con mis nuevas amigas PG de la India y Alisson, la gringa habladora que terminé amando. Empezamos a filosofar de la vida y el amor. Definitivamente el gran tema de la humanidad. 

A PG prácticamente la obligaron a casarse. Estuvo 15 años con un hombre que no amaba. Se separó, agarró sus cosas y se fue a Polonia a trabajar. Interesantemente muchas mujeres de la India se han liberado de sus tradiciones y el conservadurismo de su cultura.

Alisson, por su parte, a los 24 años dejó Estados Unidos para trabajar en Corea del Sur como profesora de inglés. Vivió cinco años allá. "Si no hubiese tomado esa oportunidad, jamás hubiese puesto un pie fuera de mi país", fueron las palabras de Alisson que resonaron en mi cabeza demostrando coraje. Su objetivo era buscar su propio destino fuera de su zona de confort. Aprendí mucho de ella.

Así fui conociendo a muchas mujeres con las que sostuve intensas conversaciones sobre las presiones sociales. Varias me preguntaron por qué no tenía hij@s, no para juzgarme sino para resolver sus propias decisiones en torno a la maternidad. Todas las amigas de viaje pasaban por conflictos internos al igual que yo. 

Me llamó profundamente la atención que todas ellas se sentían presionadas por sus familias, la sociedad, sus propios círculos cercanos. Sentían desilusión del amor. Muchas estaban ansiosas por tener una pareja. Confundidas y erráticas. 

También consensuamos que la igualdad entre hombres y mujeres "aquí y en la quebrá de la ají" está a años luz de conseguirse. L@s europe@s no están avanzados en esta materia cómo se cree. En el día a día, en el "área chica" es lo mismo. De hecho, muchos hombres me preguntaron con asombro ¿Por qué viajas sola? Jamás imaginé que tenía que dar  explicaciones por ello tantas veces en este viaje. Indistintamente a esto, me sorprendió la cantidad de mujeres sobre 50 años viajando solas alojándose en hostels. En mis viajes anteriores no vi esto. 

Lloré a mares en el puente Carlos, desconsolada por tantas cosas. Un japonés me miraba con real preocupación. Quizás pensó que me iba a tirar. Esa wea jamás, amo vivir con todos sus bemoles. Esa noche deambulé por las calles buscando respuestas a mi angustia. Escribir es parte del proceso. Y así pasé mis días en Praga, feliz y acongojada.

Finalmente, en base a lo experimentado me di cuenta de asuntos que debo trabajar, los cercos que debo correr, cómo minimizar la autoexigencia, perder el miedo y no darle importancia a la validación de otr@s.  

Tal cómo escribí en una publicación anterior los viajes en solitario son un perderse y encontrarse, son viajes interiores que hacen que aprecies lo que tienes y ambiciones otras cosas ¡Gracias Praga por lo vivido!

Pasaron tantas cosas que está pa novela. Sólo se trata de vivir 



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