UNA SOA EN EUROPA EXPERIENCE: EPISODIO 1


 

Ir a Europa es uno de los deseos más recurrentes de las soas. Soñamos conocer lugares icónicos que vemos en la películas; hacer un brindis en la cima de la torre Eiffel; petición de matrimonio en una góndola en Venecia con un tipo remando, a polera a rayas, que cante "O Sole Mio"; ir a un carrete intenso en Berlín o Ibiza, fumar marihuana en un coffeeshop, tomar cerveza hasta en el baño. En fin, existen miles de expectativas y deseos en torno al viejo continente. 

Para l@s chilen@s no es fácil viajar a "las uropas". Conlleva un esfuerzo económico importante. Vivimos en el "poto del mundo" lo que se traduce en pasajes aéreos carísimos y una logística no menor. Ir a Europa es un privilegio, claro está. 

Esta es la tercera vez que cruzo el charco. Este viaje, en particular, ha sido el más desafiante por muchas razones... Todo los que les relato aquí es en base a mi propia experiencia.

Cómo les conté en el post anterior planifico todo la hora de viajar con muchos meses de anticipación. Hice mi tabla en Word (no sé usar Excel para ser honesta). Esta wea me pasó la cuenta porque era "mucho lucho", me cagué sola. A las 21 horas estaba acalambrada y quejándome en mi pieza compartida. La única palabra que salía de mi boca era "I'm so tired" (estoy echo pico en chileno). 

Lo anterior hizo que pierda plata porque no fui capaz de ir a los "pub crawl" (esas weas donde vas en grupo a visitar locales nocturnos, te dan copete malo y terminan vomitando) 

Entremos en materia: 

Ámsterdam


Sin duda esta ciudad está dentro de mis top 5. Una ciudad encantadora por su belleza arquitectónica, canales, carrete, libertad, sus bicicletas de mierda. Me llamó profundamente la atención la visión abierta y desprejuiciada de su sociedad, una cosa es que te la cuenten, otra es respirarla. Cada minuto que pasé en Ámsterdam fue hermoso, era parte del lugar. No sentí la necesidad de hacer amistad con nadie en esa ocasión. 

El primer día tuve un pretendiente que mandé a la chucha en la plaza Damm (me subió el ego debo reconocerlo, nunca entendí de qué país era, tampoco sabía de Chile). Perdí mis lentes en ese mismo lugar horas más tarde. Afortunadamente los recuperé porque el joven que alimentaba las palomas (para que l@s turistas se saquen foto) los encontró y custodió hasta que llegué desesperada a buscarlos (en Chile los doy por perdidos en el acto).

Hice todo y más de lo previsto en mi lista, el parque de tulipanes, museos, campiña holandesa, todo "wonderful". 

Ciudad muy segura, amigable con l@s fumadores como yo (puta que fuman puchos est@s europe@s. La cajetilla cuesta en promedio 12 lucas), la gente pa linda oye (me enamoré cada un segundo). Las mujeres con sus tacos y carteras en bicicleta todo un espectáculo. 

Si bien es una de las ciudades más amigables con el medio ambiente (muy pocos autos), l@s ciclistas hacen la wea que quieren. Cientos, pero cientos, de ellas hacen que la situación sea peligrosa (de verdad). Son la preferencia, según sus leyes del tránsito, luego los autos y por último l@s peatones. Si impactas con una bici quien paga la multa eres tú.

El Barrio Rojo deja atónito. Impacta ver a las soas en paños menores, haciendo movimientos sexuales y cadenciosos. Varias pegadas al celular porque parece el negocio no es tan próspero cómo se piensa. Manga de weones preguntando los precios sin consumar (300 euros escuché, la soa sapa). Puras familias Miranda mientras saludaba a las soas piluchas cómo weona. 

En Ámsterdam está permitido tener sexo en los parques con ciertas condiciones cómo llevarse los residuos (condones y confort, jajaja soy flaite lo siento), hacerlo sin presencia de niñ@s en horario nocturno.

Se sacan alrededor de 15 mil bicicletas al año de sus canales. Los weones curaos se caen o las tiran de "chistosos".

Hay coffeeshop en cada esquina, se fuma marihuana en todas partes y existen locales donde venden hongos alucinógenos de diversos tipos.

La comida una mierda cómo en gran parte de ese sector de Europa, puras papas fritas y waffles. Al tercer día añoraba un plato de porotos. 

En esta ciudad no vi pobreza cómo en otras aledañas. 10 de 10 para Ámsterdam. Usted elije si es la ciudad de la libertad o el libertinaje. Para mi es la primera.


Bruselas y Brujas


Ambas ciudades las pueden conocer en un día cada una. 

Bruselas tiene la plaza más linda que he visto (Grand Place). Hermoso ver en sus muros caricaturas de Tintín y Los Pitufos (esa wea me perturbó). Sus chocolates los mejores del universo (me comí 30 bombones). La mayoría de sus atracciones están muy cerca unas de otras. La wea que no entendí es esa veneración a un niño que hace pipí (Manneken Pis). L@s belgas muy buena onda.

Brujas, por su parte, es de una belleza inimaginable que te transporta a otro tiempo. Fui por el día y regresé antes porque se rajó lloviendo. A esta soa, con tal de vivir la experiencia, se le ocurrió navegar por los canales en un bote descubierto tapada sólo con un paraguas (me mojé hasta los calzones)pero valió la pena. Me chanté dos paracetamol en el acto porque las soas somos precavidas.

Acá no hay mucho que contar porque el tiempo fue breve, salvo que conocí a un amigo Checo con el que nos reímos de l@s pendej@s del hostel, éramos los más soas. Cuando nos despedimos le desee lo mejor del universo, él lloró. Pasaba por una depresión.


Bremen, Berlín y Múnich 


A las que vieron mi Instagram por esos días de mi travesía por Alemania se habrán dado cuenta que me provocó un trauma, una sensación negativa. De hecho lo hablaré con mi sicóloga. Sin embargo, este país, más bien su sociedad, me enseñó muchas cosas. 

Primera vez en la vida que me sentí una soa "sudaca". Bremen es un pueblo culiao con mentalidad de pueblo culiao. Un amigo chileno que tiene una hija que vive allá me dijo "¿Qué cresta vas hacer?", pero cómo quería conocer su centro histórico, fui. 

Al llegar me encontré con un feria de juegos cómo "Fantasilandia" o "rascasilandia" en Puerto Montt pero versión alemana de una belleza algo sórdida, de película de terror. Quedé maravillada con las luces, colores y el ambiente pero me di cuenta que era la única turista. La única weona sacando fotos. Me subí a la rueda de la fortuna (juego de soa), me sentí  agradecida por estar ahí. 

Al día siguiente salí a conocer su centro histórico y el barrio Schnoor con una falda color verde loro. Nunca pensé que esa falda tendría tanto impacto ante la sobriedad de su gente. 

Me miraban cómo bicho raro, fuera de lugar, a tal punto que me daba vergüenza sentarme en un café o sacar mi selfie stick de soa pero lo hice igual. Lo divertido fue que al caminar hacia un molino, una soa me dice algo en alemán. Le respondí que no hablaba el idioma. Era una colombiana asentada y sus palabras fueron "te ves hermosa con esa falda". 

Me di cuenta que tengo un grave problema con la aprobación y es algo interno que debo trabajar. Soas esta wea sirvió para darme cuenta de ese "issue".

Igual andaba en mis días R así que quizá fue una mezcla entre hormonas y gente culturalmente distinta.

Me fui a Berlín con una maleta cargada de ilusiones pensando que me iría mejor pero no fue así. Reflexionando creo que la elección de hostel fue mala porque habían muchas familias alemanas, muy pocos "solo travelers" y grupos de amig@s. Si bien me atendieron excelente en locales comerciales y restaurantes, en la calle era distinto.

Berlín tiene una carga energética muy pesada por su historia (creo en las energías cómo buena soa). Mi vibración con la del lugar era diferente.  

Sin embargo, fue muy interesante ver todos los sitios emblemáticos que marcaron la historia del mundo en el siglo XX. La wea más chistosa fue que esperé cuatro horas para subir a la Torre de Televisión y al entrar tocaban la canción "Despacito". No sabía si reír o llorar.

Conocí el parlamento alemán y me imaginaba a la soa Merkel comandando y di una entrevista para TVN señal internacional a la cuál nunca tendré acceso y esa wea nadie la mira.

Berlín es una ciudad interesante, la comida a precios razonables, más sucia que otras capitales del mundo. Se pueden ver personas consumiendo crack, much@s "homeless" (personas que viven en la calle). Me llamó mucho la atención uno de ellos que estaba fuera de un mall acostado leyendo un libro.

Según mi percepción y la de muchas personas que han estado ahí es una sociedad de doble discurso. Doble también en el sentido de la vida que llevan de día, formales y rígidos; de noche hacen catarsis en las fiestas electrónicas. Se desatan convirtiéndose en otras personas, según lo relatado por dos amigas electrónicas que conocí en el hostel. Entrar a un club emblemático cómo Berghain es casi imposible, son fiestas de tres días de duración "non stop". Pa qué les digo lo que sucede ahí, las cámaras de celulares son cubiertas por stickers, dress code harta cadena, negro y cuero. Ni a Elon Musk lo dejaron entrar, jajaja. Soy muy soa para eso, ni lo intenté, tampoco llevé mis cadenas ni látigo.

En fin vale la pena conocerlo, hay experiencias y experiencias. La mía fue una patada al ego grande. Creo que los países lo hacen sus sociedades más que los edificios e historia.

Múnich, por su parte, me mostró el lado amable de Alemania. La gente muy educada, sonriente y servicial. Una ciudad para conocer en dos días completos. En sus afueras la belleza de sus villorrios y naturaleza son algo impresionante. Me encantó, lo más importante es que no regresé con una sensación amarga de Alemania. 


Viena


Ciudad para soa pituca, definitivamente, que se condice con sus precios. Un nivel de opulencia superlativo. Todo muy clásico y elegante. Lleno de palacios y una historia de la realeza que marca su cultura, sobre todo la vida de Sisi. Emperatriz, feminista, poeta y amante del deporte. Conocí su gimnasio en el museo. Vida marcada por la amargura y la tragedia.

Viena es una ciudad tranquila, para "señoras" podría decir. Si buscan bohemia por acá no es. Para una soa cómo yo vivir la experiencia de ver un concierto de música clásica en el palacio de Schönbrunn fue maravilloso, me transporté a otro tiempo.

En el museo Belvedere vi "El Beso" y otras obras de Klimt pero la iluminación de las salas cómo la callampa. Ahí se cayeron. 

Aquí tuve mi experiencia romántica cómo la película "Antes del Amanecer". No relataré esto en esta publicación sino en una venidera. En resumen todo era hermoso hasta que me aweoné. 

Conocer Hallstatt estaba en mi lista de deseos desde larga data. Debo confesar que llegar allá es caro pero mi sueño lo merecía. Estar en los Alpes Austriacos nevados fue algo indescriptible. Un pueblo tan encantador que supera los cuentos de hadas.

Acá me detengo porque me fui en volá. Queda la parte más interesante de mi viaje que fue Praga y las experiencias con personas que me acompañaron en tramos de mi camino, entre otras reflexiones y lecciones de vida que dejan los viaje...


Todos los registros fotográficos y relatos en mi Instagram lorena_cabrerao



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